jueves, 22 de enero de 2009

Boletín de la Sociedad Peruana de Medicina Interna - Vol. 11 N.º1 - 1998
CEFALOSPORINAS DE TERCERA GENERACION
Milagros Dávalos Moscol*
* Hospital Nacional "Edgardo Rebagliati Martins" - IPSS. Lima.
Las infecciones, sobre todo aquellas producidas por bacterias, son causa importante de que se prolongue la hospitalización y de que se incrementen la morbilidad y mortalidad hospitalarias. Los adelantos ocurridos en la biotecnología y en la investigación clínica han permitido que en la actualidad contemos con un buen número de sustancias antibacterianas, cada vez más potentes para tratar estas infecciones con mayor eficacia.La elección del antibiótico ideal se ha vuelto cada vez más difícil, debido a la emergencia de gérmenes resistentes, a la gran cantidad de fármacos disponibles y al costo de los mismos, así como también a la aparición de gérmenes poco frecuentes, al incremento de pacientes con varios estadios de inmunodeficiencia y a la presentación de cuadros atípicos. Para poder elegir el antibiótico más adecuado, en primer lugar se debe tener en consideración cuál puede ser el agente causal más probable, cuál es el estado clínico del paciente, en qué condiciones se produjo la infección en cuestión y la farmacología básica del antibiótico. De allí que el desafío actual consiste en tratar de asegurar el mejor pronóstico para el paciente, al menor costo de toxicidad, alteración en la flora del huésped, contaminación ambiental con microorganismos resistentes y al menor gasto de dinero.Existen múltiples estudios que han tratado de determinar la verdadera prevalencia de las infecciones. Por ejemplo, se ha reportado que el índice general de infección es de 51 % (por 100 admisiones) y que la incidencia de infecciones nosocomiales en una UCI es de 28-30% (24% para los casos médicos y 31% para los quirúrgicos). Es muy importante que cada hospital y cada uno de sus servicios determinen la prevalencia e incidencia de infecciones, para poder así orientar al clínico a elegir la mejor terapia antimicrobiana.En la mayoría de casos, la terapia antibiótica inicial es empírica, ya que el aislamiento del agente etiológico toma varios días. De allí que es sumamente importante contar con el conocimiento periódico de la epidemiología intrahospitalaria (que incluya la incidencia de susceptibilidad antimierobiana en cada servicio) y realizar una evaluación clínica muy cuidadosa. Con una buena historia y examen clínico y algunos exámenes básicos de laboratorio (hematocrito, hemograma, bioquímica hepática y renal, tinción Gram) e imagenología (radiografía de tórax, ecografía abdómino-pélvica), se podrá llegar con bastante aproximación al diagnóstico presuntivo del sitio infectado y del probable agente causal en la mayoría de casos. Con estos datos se podrá elegir el antibiótico que puede ser más eficaz (concentración sérica, penetración tisular, vida media, vía de excreción, etc.) para ese paciente.Uno de los grupos de antibióticos más usados y más populares en las últimas décadas es el de las cefalosporinas. Estos son antibióticos betalactámicos que son bactericidas y generalmente se describen según la terminología de la "generación" en la cual nacieron: primera (ej. Cefalotina), segunda (ej. Cefoxitina) y tercera (ej. Cefotaxima).El presente tema de revisión tratará específicamente las cefalosporinas de tercera generación. Desde el descubrimiento de la Cefotaxima en 1981, se han investigado más de 10 nuevos antibióticos pertenecientes a este grupo; en nuestro medio son 3 productos los que han logrado aceptación: la Cefotaxima, la Ceftriaxona y la Ceffazidima. A continuación señalaremos todas las cefalosporinas incluidas en este grupo (cuadro 1).
Cuadro 1 Cefalosporinas de tercera generación
Nombre genérico
Año de introducción
Nombre comercial
CefotaximaMoxalactamCefoperazonaCeftizoximaCeftriaxonaCeftazidimaCefiximaCefpiramidaCefotizimaCefpirona
1981198119821983198419861990
ClaforanMoxanCefobidCefizoxRocephinFortazSuprax
MECANISMO DE ACCIÓN DE LAS CEFALOSPORINASLas cefalosporinas son antibióticos bactericidas y su mecanismo de acción es interferir con la síntesis del componente péptidoglucano de la pared celular bacteriana, a través de la unión a la proteína fijadora de penicilina (PBP) e inactivación de los inhibidores de la autolisina endógena: esta autolisina rompe las paredes celulares bacterianas y produce la muerte del microorganismo por lisis microbiana. Las cefalosporinas, incluyendo las de tercera generación, al fijarse a sus proteínas-blanco en la membrana de la célula bacteriana, inactivan las enzimas implicadas en la síntesis de la pared celular. Por lo general, el germen muere después de la fijación e inactivación de las PBP la, 1B5, 2 y 3. (Las PBP 4, 5 y 6 son inactivadas, pero no causan alteraciones letales en el microorganismo).Debe señalarse que se produce tolerancia bacteriana cuando la cefalosporina actúa sobre bacterias sin autolisinas endógenas, produciéndose actividad inhibidora, pero no bactericida, del antibiótico.

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